Jordi Savall o la máquina del tiempo
Al mismo tiempo que media España seguía anoche el derby copero de fútbol, yo le hacía una visita a uno de los hombres que más me han hecho amar la Música, así, en mayúsculas. Jordi Savall nos visitaba en el Auditori de Barcelona acompañado por sus tres hijos, alguno ya cuarentón, a saber: Hesperion XXI, la Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations. Las restricciones presupuestarias no permiten verlos actuar juntos muchas veces, pero ayer era necesario pues Savall nos trajo algunas piezas barrocas de la corte de los Hasburgo, en especial la Misa Salisburgensis, una de las creaciones sacras del Salzburgo del siglo XVII, considerada la obra más compleja de la música religiosa barroca, más aún si se interpreta a 53 voces, que es como lo hizo ayer el grupo dirigido por Savall. No tengo duda de que si las misas católicas se oficiasen con el lenguaje universal de la música sacra a manos de este grupo de virtuosos, las iglesias y templos rebosar