¡Tráigame la cuenta!

Una imagen dicen que vale más que mil palabras. Pero una imagen que además nos provoque una sonrisa, multiplica exponencialmente su impacto. Y eso es lo que se han propuesto los miembros de la PAH y de la Asamblea de parados de Burgos. Para ello, ni cortos ni perezosos, se han plantado en la sede del PP en la capital burgalesa armados con su mejor timbre vocal y con alguna pandereta, para interpretar sus denominados villancicos protesta . Los peces en el río  del villancico se transforman aquí en "cargos en el partido" que en vez de beber y beber y volver a beber "trincan y trincan y vuelven a trincar, partido socialista y partido popular". Porque a falta de una canción protesta como a finales del franquismo,  un villancico tuneado  interpretado a voce en la sede de los más tunantes, pues también nos vale.

Tras el desempleo la principal preocupación de los españoles en cualquier estudio de opinión es la corrupción. En nuestro país los niveles de corrupción conocida y peor aún, la intuida, han alcanzado cotas alarmantes que empiezan a lastrar severamente nuestra democracia. Por ello cualquier propuesta para acabar con ella debería tenerse muy en cuenta. Y quién mejor que los propios Inspectores de Hacienda para poder hacer un diagnóstico solvente proponiendo soluciones reales contra la corrupción, pues como ellos mismos dicen, "somos los que mejor la conocemos".  Hace 2 meses presentaron un decálogo con 34 propuestas, aprovechando su Congreso anual. Sin embargo dichas propuestas contra la corrupción pasaron más bien desapercibidas para los ciudadanos, pues a nadie se le escapa que a los partidos políticos mayoritarios y a ciertos organismos del Estado, no les gustan injerencias exógenas en este tema. Solo Podemos ha visto clara la obligada colaboración de los Inspectores

Mi admirado batallador Javier Gallego ha escrito este delicioso artículo en eldiario.es Os lo enlazo, del todo recomendable. Porque como dice el periodista, el problema entre nuestros dirigentes y nosotros no es de empatía o de una falta de interés y honestidad. El problema que nos separa en mucho más banal y sencillo, reside en que no pisamos las mismas calles. Porque quien no mancha sus zapatos en la realidad diaria y se empeña en seguir viviendo en su matrix de asesores y estadísticas, no nos está gobernando, nos está toreando. Enlace artículo Javier Gallego

Tras una breve retirada al Palacio de Invierno , Pablo Iglesias volvió a pisar un plató de televisión. Retirada obligada tras los ataques furibundos de la "Brunete mediática" dirigidos a su secretario de Política, Íñigo Errejón -por un turbio trabajo para la Universidad de Málaga sin pasar por todos los requisitos exigibles, censurable de todas todas, aunque tremendamente nimio- Retirado también por los dardos envenenados dirigidos a su compañera sentimental, que para más inri ni es corrupta ni es de Podemos sino de Izquierda Unida, pero que hubieran servido para abrir flanco de ataque sobre el líder de Podemos. Como decía, Iglesias decidió volver a los medios y lo hizo el viernes en el canal de información de Televisión Española. Le entrevistaba el director del Canal 24 horas, Sergio Martín, acompañado por algunos mercenarios del periodismo madrileño. Y al presentador gafapasta no se le ocurre otra cosa, para acabar la entrevista, que decirle a Iglesias que debía estar con

Siempre he sido una persona más de melodía que de letra. Soy capaz de tararear hasta la sintonía  de una serie de televisión lejana, pero al mismo tiempo no puedo recitar de memoria la letra de un tema musical más allá de una línea con sujeto, verbo y predicado. Hace unos años perdí una apuesta con un viejo tema de La Unión, al emperrarme que la letra decía  algo así como que "si algún día he de morir que sea donde nací, en Barakaldo", cuando lo que cantaba en verdad Rafa Sánchez era Maracaibo . Un neurólogo podría explicar bien mi problema, pero no me extiendo para no aburriros. Os cuento toda esta parrafada al hilo que una de los poquísimas canciones que me he aprendido entera en mi vida, con el esfuerzo que en mi persona significa como bien podéis imaginar, ha sido La mauvaise réputation,  del cantautor francés George Brassens. Decidí aprenderla aquel día en que escuché la versión interpretada por Paco Ibáñez que a su vez me llevó a otra excelente versión con aceleració