El documental de Alepo que te entra en vena

Dicen los especialistas en el sueño que hemos de crear mecanismos de transición para el descanso nocturno que pasan por una cena frugal, tener la digestión hecha antes de dormir, dejar que la mente se relaje en el sofá e irse a la cama solo cuando Morfeo nos llama ya con insistencia. Sabios consejos para tener un mejor descanso que repercutirá en nuestra salud pues no en vano pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo.

Sin embargo anoche esta "transición" se me truncó amargamente durante horas -y días- tras dar por casualidad con el documental que emitía la 2 de TVE, "Los últimos hombres en Alepo". Dirigido por Firas Fayyad recoge el trabajo de los miembros de los llamados Cascos Blancos en un Alepo sirio en ruinas tras cinco años de guerra, sitiado, bombardeado, destruido por la sinrazón de una guerra cruzada.

Khaled, Shubhi y Mahmoud, se juegan la vida a diario rescatando a civiles, no en vano el primero murió en un ataque de la aviación de el Asad. Un documental descarnado, impactante, directo en vena más al carecer de voz en off, guión o redacción, permitiéndose unicamente algunos efectos musicales que incrementan el dramatismo. Un trabajo en el que todo es cruenta realidad, descrito en primera persona, un hecho que  nos acerca aún más la tragedia de Alepo, en medio de esas ruinas polvorientas sus habitantes sufren sin piedad los bombardeos de la aviación gubernamental en un asedio que no respeta ni a los hospitales

En una misma secuencia vemos rescartar de entre los escombros el cuerpo de un niño pequeño sin vida que sume en el descarnado llanto amargo a su presumible padre, para acto seguido ver a un gatito salir de los restos de un edificio bombardeado, con medio cuerpo destrozado, arrastrándose torpemente entre maullidos de dolor hasta un rincocito con sol para esperar a la muerte. Sobrecoge la mirada de ese animal  en un primer plano a la cámara en sus últimos minutos de vida. Una mirada de dolor, desesperación, incredulidad ante la maldad humana, la misma mirada que nos muestran los supervivientes de la ciudad siria, marcada a fuego, balas y bombas.

Rescate de un bebé por un miembro del Cuerpo Civil en Alepo

Alepo era la ciudad más grande de Siria con más de 2 millones de habitantes y una historia que se remonta,según manúscritos hititas, a 1.800 años antes de Cristo. Solo cinco años de guerra han bastado para destruida aunque estoy seguro que la fuerza de sus ciudadanos volverán a reconstruirla. La pecera que aparece como recurso metafórico en varios momentos del documental,  personifica la esperanza como único camino para no perder la fe por vivir de esos hombres, mujeres y niños que tuvieron la mala suerte de nacer en el sitio equivocado entre depredadores inhumanos.


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