¿Pagar 450€ por ver a Pearl Jam en Barcelona?

Hacía días que seguía el rastro del grupo norteamericano de rock, Pearl Jam, en el portal de la promotora musical LiveNation. El motivo era haber visto una imagen con el nombre del grupo y el año 2018 impreso, hecho que presagiaba el futuro anuncio de una próxima gira tras más de una década ausentes en nuestro país. Pasaron los días y nada de nada: el portal del gigante musical no aclaraba el enigma y eso que entraba casi a diario para consultarlo.

Sin embargo el viernes me enteré que finalmente Pearl Jam actuarían el 10 de julio en Barcelona. Me enteré a las 10 de la mañana y a eso del mediodía me dijeron que las entradas ya se habían agotado en la venta online. En menos de 2 horas y a precios nada populares. Mi gozo en un pozo. Una de mis bandas favoritas. la misma que te asegura potentísimas ceremonias rockeras de casi 3 horas con el reverendo Eddie Vedder oficiando misa con su singular registro vocal, no podría volver a verla como en aquel ya lejano 2006, noche en la que el sujeto apareció en el escenario del pabellón olímpico de Badalona brindando con cava para aclarar su voz, saludando en catalán, mientras unos tipos que habían venido desde Chicago para verlos, me pisoteaban todo el rato mis sufridas pezuñas.


Vivimos en un mundo globalizado con internet ejerciendo de canal interpersonal; con un clic en el servidor desde cualquier parte del mundo te aseguras una entrada para un concierto en Barcelona. Lo entiendo, aun más en una banda mítica con el mejor directo que puedas escuchar y que además no se prodigará en otros países, por lo que es normal su atracción en fans de toda Europa e incluso de América.

Pero lo que ya no entiendo, lo que me toca las gónadas, así de claro, es que acto seguido al anuncio del agotamiento de entradas, ya se ofreciesen en la reventa a precios de entre 123€ y 450€. Plataformas como Viagogo, StubHub o Seatwave, volverán a hacer su agosto -en este caso su julio- de forma impune y hasta cierto punto ilegal. No sé el porcentaje que se agenciaron estas plataformas, pero no me sorprendería si me dijesen que en el concierto de Pearl Jam acapararon con la mitad.

Y seamos claros: todo esto no sería posible sin el concurso de LiveNation. Una de las promotoras más importantes del mundo tiene el poder para evitarlo. Otra cosa es que quiera hacerlo. Porque la pela es la pela amigos. El parche que pretende ahora  Google de presentar estas compañías como proveedores no oficiales con la obligatoriedad de informar a sus clientes que están adquiriendo entradas en la reventa, se agradece, pero no deja de ser un parche.

Queda lejos aquel año de 1994 cuando la banda, en la gira de su álbum Vs rompió con Ticketmaster porque aprovechaban éstos su posición dominante para sablear con los precios. Vedder y amiguetes decidieron entonces mantener las entradas a 20 dólares, hecho que les llevo a una demanda de la hostia en uno de los conflictos jurídicos del mundo del rock más recordados en la década de los 90 y que dejó a Pearl Jam en el dique seco durante un tiempo. Otros tiempos, más jóvenes e idealistas. Divina juventud.

Me quedaré pues sin ver a la banda de Seattle, probablemente junto a U2 y los Rolling, la más importante del planeta. Vale, lo asumo, pero ya tengo plan B para ese martes 10 de julio: me compraré marisco invirtiendo solo un 20 por ciento de lo que habría gastado en el ticket, también incluiré una botella de Albariño, invitaré a un colega rockero que también se ha quedado con las ganas de verlos, y de fondo escucharemos este concierto en el Madison Square Garden, concierto que os inserto en el post, el cual  forma parte de mis selecciones de cabecera en youtube.

Y a las promotoras, plataformas y demás sanguijuelas, qué les den.

¡Salud y mucho rock!


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