Lágrimas en la lluvia por Canet de Mar

 Allí iba yo, sin paraguas, mojándome por la lluvia, pisando charcos fríos, corriendo angustiado por las calles desiertas de Canet de Mar con el temor por perder ese último tren dominical a punto de pasar. Oscuras casas modernistas de la Riera pasan en travelling lateral ante mis ojos húmedos, empapado como estoy hasta la camiseta, mientras el agua resbalando por mi flequillo me hace sentir como el personaje de  Rick Deckard en la escena final de Blade Runner. Mientras cruzo la nacional accediendo a la estación, se repite en mi memoria la voz del replicante doblado por Constantino Romero "...todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia" en la escena antes de morir, con ese plano contrapicado tan poético de la paloma blanca, símbolo del Espíritu Santo, alejándose en un aletear en medio de las gotas de la lluvia. Probablemente la escena más mítica de la historia del cine.

Esa noche de invierno logré subirme por los pelos al último tren hacia Barcelona.

 Nunca pierdas la esperanza, pues aunque muchas veces pierdas el tranvía hacia el barrio de la alegría, como cantaba Sabina, piensa que siempre te quedará un último convoy por pasar.

(Felicito a Joaquin Sabina que hoy cumple sus cuarenta y veinticinco)

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