¡Qué nadie os robe la esperanza!

Acaba el primer finde de la primavera con lluvia y cierto mal sabor por eso de que mañana  lunes los problemas ya estarán en la parada del autobús de la vida esperándonos.

A pesar de ello hoy dos noticias me han subido un poco el optimismo. Una son las palabras está mañana del Papa Francisco en su discurso en la plaza de San Pedro con motivo del día de las Palmas. "No seáis hombres y mujeres tristes, que nadie os robe la esperanza" o un "nunca os dejéis vencer por el desánimo". Un Papa que me huele marcará historia, tiempo al tiempo, es muy pronto, pero de momento pisa zapatos negros con el suelo y no va levitando como sus antecesores.

Y de esperanza habla también el psicólogo francés Laurent Gournelle en su última novela titulada Te llevaré a un lugar donde todo es posible Enlace libro
Me dicen que lo lea, que no es el típico libro de autoyuda con la T de timo -verbigracia el que acaba de publicar Ángel Llàcer que viniendo de quien viene seguro me dará más uso como forro para cubrir las micciones de mi perrito en la terraza que como guía espiritual-

Volviendo a Gournelle, decir que perdió hace un tiempo su currele, se hundió y en ese estado de ánimo vio la luz. Aprendió a escucharse a sí mismo, cambió de vida, viajó por el planeta empapándose de los mejor de cada cultura y a escribir libros en los que su leit motiv es el de preguntar a sus lectores si realmente quieren llevar la vida que llevan.

Plantea que miremos en nuestro interior y no busquemos las soluciones uncamente en el exterior. Ataca el sistema capitalista por hacernos creer que llegamos a la plenitud gracias a la economía aunque lo que en realidad perversamente lo que busca el sistema no es otra cosa que no paremos de consumir.
 Cree también que la crisis nos proporcionará una sociedad futura más cooperativista y menos posesiva. Y tiene otras perlas como la de que no nos fijemos en las cosas que no tenemos ni nos marquemos limites preestablecidos. O la de proponer destinar 15 minutos al día  de soledad con nosotros mismos para preguntarnos qué buscamos de nosotros.

Dicho y hecho. Acabo esta entrada y me encierro en mi mismo, veremos si me gusta lo que encuentro. Eso sí, siempre sin perder la esperanza, porque la esperanza es como el sol, que arroja todas las sombras detrás de nosotros.

No pierdas nunca la esperanza


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