11M: el día que el café supo más amargo que nunca

¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando escuchaba entre sorbo y sorbo de café a Iñaki Gabilondo interrumpir su programa Hoy por hoy en la Ser. Eran las 8 y conectaba con el reportero Severino Donate que nos describía las primeras imágenes de la barbarie  Enlace podcast Hoy por Hoy SER
Escuchando el podcast revivimos esos momentos con toda su crudeza e inmediatez. También esos momentos de confusión, con todo el mundo atribuyendo a ETA la autoría en caliente, casi por costumbre adquirida,  hecho que nos demuestra hasta que punto  nos pilló  a los españoles con el paso cambiado el terrorismo islamista.

 A partir de esa mañana España cambió para siempre. Perdimos de golpe la poca inocencia que nos quedaba en la recámara, tras años de verter lágrimas por los centenares de muertos del terrorismo de ETA. Han pasado diez años desde el peor atentado en la historia de nuestro país, un atentado de  yihadistas  que el Gobierno de Aznar quiso responsabilizar con actitudes megalómanas a quien no era. Esa mentira aupó a ZP a la Moncloa. Y muchos sin escrúpulos, enfermos con sed de venganza, los mismos que contaminan nuestra convivencia en nombre de un supuesto periodismo de investigación, siguieron confabulando dando alas a una teoría de la conspiración.

Algo falla en nuestra sociedad cuando ante el peor atentado en nuestra vida, el que mató a 191 personas, el que destrozó a centenares de familias, el que hundió en el dolor a  millones de españoles, algo falla cuando no todos hicieron piña. España debió ser un uno para todos y un todos para uno en contra de los únicos culpables, esos hijosdeputa que en nombre de Alá creyeron ser soldados de Almanzor por un día cambiando sus lanzas por Goma 2 Eco. Y lo fue, menos para algunos. Y mientras no seamos una piña ante situaciones de emergencia nacional nunca seremos un Estado mayor de edad.

Hoy, diez años después, mi memoria está con esos hombres y mujeres, la mayoría trabajadores que viajaban de sus barrios de hormigón y desengaño en búsqueda de un sustento, ciudadanos de a pie como tú y como yo, que fueron sacrificados por la locura humana en una mañana gris que nunca olvidaremos. Una mañana silenciosa y rutinaria, interrumpida por las súbitas explosiones, por el pánico, por los gritos, por la huida, por el dolor, para volver de nuevo a un terrible silencio en la frialdad de aquellas vías y de aquellas planchas de acero retorcidas. Una mañana en la que un regusto amargo del café de las ocho quedó impregnado en el paladar de mi memoria para siempre.

Os enlazo el documental que El País ha publicado y que os recomiendo Enlace documental 10 aniversario 11M


Entradas populares de este blog

El día que el surf tocó el cielo en Teahupoo Tahití