Brasil dividida ante el Mundial del despilfarro

Hoy comienza el Mundial de fútbol en Brasil. Mas dosis de panis et cirquensis, modo gourmet, al que se engancharan después algunos torneos veraniegos, supercopas varias, para enlazar finalmente con el inicio de la Liga el 24 de agosto. Una indigerible grande bouffe non stop de agosto a julio, de lunes a domingo. "¡Metedles en vena anestesia Manolos!" suplican las castas desesperadas desde sus despachos en los madriles alarmados ante fenómenos como Podemos.

Que el fútbol no puede ni debe esconder las miserias de la vida es una convicción que los españoles en su mayoría aún ni olisquean. Ya os conté aquella anécdota de ver en un bar de chinos a dos parados sin subsidio discutiendo a grito pelao sobre si era mejor derrochar 100 kilos por Bale o 90 por Neymar. O esos miles que salen a manifestarse por sus calles si a su equipo lo descienden de categoría por defraudador, pero que sin embargo han sido incapaces en su puta vida en manifestarse por un barrio digno y mejores transportes públicos.

Diferentes por suerte son los brasileños. Partiendo del hecho que no existe país ni sociedad que ame más el fútbol que ellos, es sintomático ver que la mitad del país carioca se posiciona en contra del Mundial. No por el hermoso deporte ojo, sino por la tragedia social que significan los megaeventos auspiciados por la FIFA y por el lastre de corrupción sempiternamente asociado.

Cartel trucado de Coca Cola contra el Mundial

Desde hace meses las redes sociales brasileñas vienen ejerciendo como mecha y el descontento social por el gasto excesivo como pólvora. Huelgas de transporte, convocatorias contra el Mundial por toda la geografía, ocupaciones de movimientos vinculados a la vivienda, hasta Anonymous ha hecho de las suyas contra la Organización del Mundial con su #opworldcup
 Un sin parar que tiene como primera consecuencia la desafección generalizada por el Mundial y en segundo lugar, el descenso espectacular en las encuestas de la presidenta Dilma Rouseff  con la duda añadida sobre si el Mundial podrá desarrollarse con normalidad.

De lo que no dudo es que si la canarinha se proclama campeona del Mundo, todo Brasil saldrá a la calle porque allí el fútbol es una religión. Pero que no duden los gerifaltes de Brasília que al día siguiente continuaran las protestas contra las injusticias políticas y por una mejora de las pobres condiciones de vida.

Guernica das ruas, cartel metáfora de protesta social que da la bienvenida al Mundial

En España, si ganamos, volveremos a escuchar a los jóvenes cantar a grito pelao aquel #yo soy español español español#  ocupando las calles y plazas de nuestra geografía. Celebraremos que España tendrá su segunda estrella en el escudo y que sus 23 seleccionados, 720.000 euros más de prima en su cuenta corriente, la más sucosa de entre todas las selecciones.

Lo triste es que pocos de esos jóvenes, con una tasa de paro de casi el 60 por ciento, saldrán a la calle otro día para denunciarlo porque "No mola, da palo protestar... ¿oye te pido otro pelotazo?"

Entradas populares de este blog

El día que el surf tocó el cielo en Teahupoo Tahití