El modelo Barcelona transforma Can Vies en "Can Trias"

El cierre de Can Vies es posiblemente la mayor cagada que hasta ahora ha cometido el alcalde de Barcelona, Xavier Trias. Las consecuencias están siendo devastadoras y es por ello que hoy mismo ha propuesto incluso la posibilidad de crear un nuevo Can Vies en otro emplazamiento, trasladando el conjunto de la actividad social que desde hace 17 años se llevaba a cabo en este edificio del barrio de Sants.

Can Vies no era un recinto de okupas perroflautas ni un estercolero a punto del colapso arquitectónico. Durante años ocupó el vacío asociativo que la Administración local se negó a implantar, convirtiéndose en un espacio de participación ciudadana en un admirable ejemplo de cooperativismo social.

 Un nido de mierda y de ratas abandonado, fue restaurado y recuperado por los propios vecinos, creando lo que ellos mismos autodenominaron como Centro Social Autogestionado.

Pero ahora este vetusto edificio estorba en los deseos municipalistas de crear una amplia avenida de diseño, esos proyectos que gustan tanto a los alcaldes y regidores para los que su ciudad es una maqueta divertida de quita y pon. Unas maquetas en las que aparecen elementos arquitectónicos pero en la que sin embargo casi nunca vemos rastro de los ciudadanos.

Barcelona, desde los Juegos Olímpicos del 92, se ha transformado urbanísticamente convirtiéndose en una ciudad bella y mundialmente conocida. Hay más personas en el mundo que sitúan a Barcelona antes que a España, por ejemplo. Lo agradecemos, pero muchas veces estos gestores han olvidado que en ella habitan también personas. La ciudad turística de diseño por y para el guiri, el modelo Barcelona, hace tiempo que nos demostró sus grandes carencias. Por ello duele que otro gobierno municipal caiga en la misma trampa que sus antecesores.

Pero dicho esto, una cosa no quita a la otra. A las protestas lógicas, al cabreo comprensible de los afectados en los primeros días, le han sucedido en el protagonismo los violentos antisistemas. Unos profesionales entrenados para la bronca y el vandalismo venidos incluso de zonas tan lejanas como Italia o Estados Unidos. Unos indeseables que ya hace tiempo encontraron su caldo de cultivo en esta ciudad tolerante e idiota. Los mismos que en las protestas del 15M en Barcelona tomaron parte de la Plaza Catalunya, sin más pretensión que la notoriedad y la bronca. El día que ví a un pos-punkorro italiano durmiendo la mona encaramado a 10 metros en un árbol de la plaza, ese día opté por dejar de ir a las concentraciones.

Porque ellos tampoco nos representan. Están al mismo nivel que estos políticos que deciden cargarse un sueño hecho realidad durante casi dos décadas solo por el capricho de inscribir su nombre en una placa de diseño de la plaza de extrarradio.

Os dejo este reportaje que la televisión local emitió hace 3 años sobre Can Vies, un interesante documento para valorar lo que ahora ha dinamitado el Consistorio gobernado por CiU.

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