Tragedia en Connecticut en un friday night
Son las 22:30h y estoy en un restaurante del Eixample de Barcelona. Hace horas que desconecté del comedero informativo y aprovechando ahora que llegan los postres he conectado mi tableta en la desordenada mesa.
Observo que los digitales publican a cinco columnas la masacre de Newtown en Connecticut. No lo sabía, lo desconocía. Me ha impactado muchísimo. Veintisiete muertos acribillados y asesinados casi en el acto, de ellos 20 niños pequeñitos de entre 5 y 10 años. El asesino, también fallecido, era un joven de 20 años, ex alumno del centro, llamado Adam Lanza. Mató primero a su madre en su casa. Se da la circunstancia que ésta era profesora del centro. Después se dirigió al centro escolar para perpetrar la masacre.
Comentamos la noticia en la mesa del restaurante y coincidimos todos que mientras exista la permisividad con las armas gracias a asociaciones superpoderosas que actúan como lobbys, junto a la tradicional idiosincrasia del estadounidense medio en su derecho constitucional por la autodefensa, nos encontraremos desgraciadamente con tragedias periódicas similares. Estados Unidos lo conforman 308 millones de habitantes y se calcula que circulan 310 millones de armas legales.
Lo reconozco, veo estas fotos de la tragedia y me duele. Imagino si tienes hijos en esa edad escolar. Duro. Leo que hasta Obama se ha emocionado en la comparecencia ante los medios.
Tengo ganas de salir del restaurante y recibir mi dosis de gintonic del friday night. Cambiando de tema, me han prometido uno con pepino y Hendrix con tónica especiada con cardamomo, aunque seguiré fiel a mi London gin con tónica y lima. Paso de esnobismos oportunistas.
Sí, lo sé, es obsceno empezar hablando de una tragedia y acabar con estas veleidades obscenas.
Es por ello que necesito ahora más que nunca empaparme con Franz Ferdinand y su Tonigth que tengo en el coche y olvidarme que pasan cosas como las que acontecen en este miserable mundo.
Perdonen si se me fue un poquito la olla esta noche.
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| Una madre al conocer que su hijo podría haber fallecido |
