La Marató de TV3 se atraganta con el AIT

Hace unos años solía visitar el thalassa del centro deportivo Marítim junto a la playa de la Barceloneta. Cuando salía del recinto tras unas sesiones de talasoterapia y una sauna de vapor reconfortante miraba complaciente el precioso edificio de enfrente, el  PRRB, las siglas del Parc de Recerca Biomédica de Barcelona y me imaginaba a cientos de investigadores científicos trabajando en esos momentos al objeto, no de llenarse sus bolsillos, sino de encontrar mejoras que implementar en beneficio de nuestro bienestar futuro.

Lo que no visualicé es que detrás de esas batas blancas trabajaban también otros pingüinos con traje y corbata, los administradores de la pasta, algunos de los cuales han choriceado de lo lindo. Me refiero a la quiebra del AIT, el Instituto de Alta Tecnología, creado como una Fundación en 2001 y que pretendía gestionar un pionero centro de diagnóstico por imagen desde ese maravilloso edificio del que hablaba.

La historia es sencilla de explicar: se crea un holding a partes iguales, mitad público y mitad privado. En lo público participan los tres emblemáticos centros hospitalarios de Barcelona financiados por la Generalitat, Clínic, Vall d´Hebron y Hospital del Mar. En lo privado participa la empresa CRC, líder en su sector de diagnóstico por imagen. Los gestores hospitaliarios depositan su total confianza en que el control de la Fundación lo lleve la empresa CRC.

El Instituto de Alta Tecnología, tras la nefasta y caótica gestión de CRC, entra en quiebra en 2011, con el beneplácito por omisión o colaboración de los mecenas públicos, algo que ya lo dictaminará el juez en el proceso abierto.

 Un año después de la quiebra,  el administrador concursal  del AIT ha echado gasolina al fuego al aseverar que más de 5 millones de euros fueron desviados por los administradores de CRC a sus otras empresas aprovechando su control de la Fundación. Ese dinero choriceado provenía  de subvenciones, créditos blandos del Ministerio de Ciencia y Tecnología de entonces y de donaciones.

Y es en este último punto en el que hoy a muchos se les han puesto los pelos como escarpias, al conocerse que la donación más importante por un importe de 145 mil euros, la aportada por la emblemática Marató de TV3 hace 2 años, formaba parte del botín del grupo Corporació Sanitaria.

Este es un ejemplo más del choriceo en la Sanidad Catalana que tantos titulares nos ha dado en los últimos meses y del que ya hablé en este blog . http://www.traigamelacuenta.com/2012/06/los-chorizos-de-la-sanidad-catalana-els.html

Y me viene a la memoria la tan comentada privatización de los hospitales públicos madrileños. Estimados lectores madrileños,  no quiero ni imaginarme los pufos que saldrán de aquí a un lustro de tan jugosas sinergias.
 Pero no seamos alarmistas, confiemos en la honestidad de nuestros políticos y empresarios del sector sanitario de la misma forma que un parado de larga duración confía en San Pancracio. Es decir, cero patatero.

                         Edificio del PRRB en el que se estaba la Fundación Instituto Alta Tecnología

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