Todo lo que sube...baja
Dicen los proverbios populares, siempre sabios, que una imagen vale más que mil palabras, o que a perro flaco todo son pulgas, o que no hay dos sin tres.
Y digo todo esto a tenor de las dos imágenes del día. Una ya le he comentado en la anterior entrada, el talegazo del Rey emulando al Fidel Castro de hace 4 años.
La otra, por si sola no tiene importancia, pero no me dirán que no tiene un cierto significado simbólico: me refiero a la caída hoy de la megabandera española de la Plaza de Colón de Madrid.
Como era de esperar, las nuevas dudas del signore han comportado nuevas bajadas en la Bolsa y subidas en la prima de riesgo.
Y es que lo que dijo Draghi esta semana fue un espejismo.
El Gobierno de Rajoy no divisó un oasis en el horizonte con un Draghi embutido en un turbante esperando a los camellos sedientos de liquidez.
Lo que escondía dicha alucinación con el careto del presidente del BCE no era sino que el semblante simbiotizado de Merkel, Schaeuble y Weidmann cual trío calaveras sahariano subidos en un panzer de la Deutsches Afrika Korps.
¡Pues vaya chasco Mariano!
Y digo todo esto a tenor de las dos imágenes del día. Una ya le he comentado en la anterior entrada, el talegazo del Rey emulando al Fidel Castro de hace 4 años.
La otra, por si sola no tiene importancia, pero no me dirán que no tiene un cierto significado simbólico: me refiero a la caída hoy de la megabandera española de la Plaza de Colón de Madrid.
Se rompió la gaza que la sujetaba en un extremo del cabo y los casi 300 metros cuadrados de tela planearon por el aire de Madrid cayendo al caliente asfalto desde los 50 metros de altura que tiene el mástil.
Arrugada y hecha, nunca mejor dicho, un trapo, fue recogida por la Policía Municipal y entregada en el Cuartel de la Armada de Cibeles, que horas después la ha vuelto a recolocar en su sitio.
Y decía que no hay dos sin tres, pues para acabarlo de adobar aparece el impresentable Mario Draghi para decirnos que tiene aún que definir el mecanismo de compra de bonos. Traduciendo, que Alemania le ha dado un pescozón y le ha recordado que antes de afirmar insensateces como la de que el BCE podría comprar deuda española, consulte con los germánicos y espere autorización.
Y es que lo que dijo Draghi esta semana fue un espejismo.
El Gobierno de Rajoy no divisó un oasis en el horizonte con un Draghi embutido en un turbante esperando a los camellos sedientos de liquidez.
Lo que escondía dicha alucinación con el careto del presidente del BCE no era sino que el semblante simbiotizado de Merkel, Schaeuble y Weidmann cual trío calaveras sahariano subidos en un panzer de la Deutsches Afrika Korps.
¡Pues vaya chasco Mariano!