Las contradicciones de Barack Obama

Me ha conmovido la imagen de un Barack Obama dentro de la celda en la que estuvo recluido Nelson Mandela durante 18 de los 27 años que pasó en prisión en tiempos del apartheid. 

De espaldas, con las manos en los bolsillos, Obama otea el escaso horizonte que se puede ver a través de los barrotes de la ventana. Su expresión entre triste y emocionada lo dice todo. Si para cualquiera de nosotros entrar en esa celda de la prisión sudafricana de Robben Island sería chocante, imagina si lo hace el hombre más importante del planeta. Obama ha respirado ni que sea por unos minutos la claustrofobia que Mandela sufrió durante años por el "delito" de ser negro.

 Contradicción ver a Obama sintiendo esas dolorosas sensaciones ante la ventana del nicho en vida de Mandela, el mismo día que desde Alemania ponen el grito en el cielo al desvelarse que la NSA, los Servicios de Seguridad de los Estados Unidos, interceptaron 500 millones de conversaciones procedentes del país germano.
El último episodio de una trama de espionajes generalizados autorizados desde la Casa Blanca que se hicieron públicos tras las revelaciones del joven analista Edward Snowden.

Esa es la contradicción, la del hombre que sufre al imaginar en su piel la libertad perdida durante casi tres décadas de un hombre bueno encerrado por tener su mismo color de piel,  pero que a la vez nos resta libertad al mundo entero autorizando que seamos espiados por sus Servicios de Seguridad. Las contradicciones inherentes al cargo.

Obama hoy en la celda de Nelson Mandela
                                                        

Metamorfosis Obama: del yes we can! al yes, we scan!
                                             

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