El Nilo se tiñe de sangre

Lo que está sucediendo en Egipto puede derivar en una guerra civil sin precedentes en Oriente Medio. El país más poblado y seguramente el de mayor influencia entre sus vecinos, vive una situación desgraciadamente previsible. Tras la destitución del dictador Mubarak muchos pensaron que todo iba a ir sobre ruedas más cuando se lograron convocar unas  elecciones al objeto de legitimar a una fuerza vencedora sobre la que recaería la responsabilidad de impulsar un gobierno en una nueva etapa democrática. La primavera verde macerada en la Plaza Tahrir empezaba a dar sus frutos de esperanza.

Sin embargo se olvidaron en pensar que Mubarak, aún siendo  la pieza superior del régimen, formaba parte de todo un Estado de facto personificado en ese estamento castrense, el cual en Egipto lo controla todo, desde la libertad de expresión y política hasta gran parte de la economía. Y se olvidaron también que los Hermanos Musulmanes, los ganadores legítimos de esas elecciones, tenían de demócratas casi lo mismo que Mubarak, es decir, bien poco. Eran los que más dinero y mejor preparados estaban para ganar unas elecciones pero pronto, muy pronto, se han demostrado torpes y autoritarios.

La casta del Ejército aguantó durante meses los ninguneos de Morsi y sus envites para el descabezamiento de su cúpula. Aprovechando el descontento generado en la mayor parte de los egipcios no adscritos a los Hermanos musulmanes, movió ficha de la única forma que saben hacerlo los militares que es fusil en mano. Ejecutado el Golpe de Estado ha sobrevenido sus consecuencias en forma de violencia y represión. El pulso entre ambos bandos termina cuando suena el primer disparo. Y de estos se han oído muchos estas últimas horas con el resultado de más de 600 civiles muertos en un sólo día, cifra que podría quedarse pequeña viendo las jornadas que se avecinan.

La casta de los militares versus los Hermanos Musulmanes, dos facciones diametralmente opuestas y profundamente antidemocráticas. La tierra de los faraones manchada por un reguero de sangre, dos ejemplos son los vídeos que inserto abajo. Un país cada día más empobrecido alejado de su sustento principal, el turismo, de estampida por otros países como España.

 Y en medio, conmocionados como atónitos espectadores, los millones de ciudadanos egipcios que creyeron en un mundo mejor y en un país democrático lejos de dictadores escondidos tras la fuerza de las armas y de dictadores parapetados tras las peligrosas cubiertas de la Sharía.

Abatido un egipcio cuando transportaba un herido


Abatida por un francotirador una chica que filmaba las protestas 

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