Perros antifraude para la ministra de Trabajo

Leyendo el diario mientras degusto una espumosa alhambra en jarra helada, acabo de tener una idea que será la solución de este nuestro depauperado país. En el diario informan que la todopoderosa Alemania tiene adiestrados a perros capaces de olfatear y detectar fajos de dinero ocultos en equipajes en tránsito por sus aeropuertos.

Concretamente en el aeropuerto de Francfort en lo que va de verano ya dieron con una veintena de contrabandistas de parné. Comenta su adiestrador que estos perros cuando se familiarizan con un olor pueden recordarlo durante meses pudiendo llegar a oler fajos con hasta mil billetes.

Can olfateando dinero en Francfort
Unos canes que están dando en la diana día si y día también, habida cuenta  de la moda entre los millonetis defraudadores germanos en retornar a su länder portando el dinero oculto que escondían en Suiza, consecuencia de la in crescendo fragilidad del secreto bancario en el país helvético.



Pues dicho y hecho, aquí en España hemos de implantar ya criaderos de estos perretes, por ser para una buena causa creo que algo rascaríamos en ayudas europeas- Criados y entrenados después los soltamos por la piel de toro a que olfateen. Por nuestra idiosincrasia tan especial aquí no se trataría tanto en detectar quien entra con pasta sino  quién sale con ella. La evasión fiscal amigos será cosa del pasado. 

Por eso tienen que ser miles, que digo miles, millones, pues como les decía el tío Eustaquio a sus hijos cuando iba a la parcela tras una tormenta de granizo "aquí tien trabajo"

A la orden de "¡busca busca!" ya los visualizo correteando por las españas. Unos haciendo guardia delante de cada una de las SICAV, otros olfateando en el interior de las sedes centrales de los Partidos con síndromes barceneros,  los que más patrullando por los polígonos de chinos gai-pingueros en la periferia, los más expertos olisqueando las sedes sociales de constructoras, entidades financieras o empresas de import-export; una legión de perretes apostados permanentemente ante la verja de Gibraltar y los más veteranos deambulando por los despachos de asesores fiscales y notarios trincones. Incluso algunos canes colocaría a la sombra de los representantes de las estrellas futboleras.
Una vez formada la escuadrilla anti-evasión formaríamos la escuadrilla de perros anti-defraudación. Perretes que olisquearían allí donde no se emite factura, allí donde un parado percibe una prestación sin merecerlo, allí donde se trabaja de incógnito sin pasar por la guillonita recaudadora de la Tesorería.

Y al frente de estas cuadrigas de canes situaría a la ministra de Trabajo, doña Fátima Báñez. ¡Déjese de buzones anónimos para denunciar el fraude laboral  ministra y agarre fuerte las correas de sus millones de perros como la malvada Glen Cose sujetaba los de sus 101 dálmatas! La ministra que nunca ha cotizado porque no se le conoce trabajo  alguno, tendrá por fin la oportunidad de realizarse ni que sea como encantadora de perros antifraude.

El perrete de Bárcenas no nos sirve
                                                            

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