El choteo de la inmigración ilegal en la España de pandereta

Una vez me dijo un abogado curtido en los turnos de oficio que en España nos la cogemos con papel de fumar cuando en una conversación aparece la palabra inmigración. Me decía esto tras una charla que giraba entorno a su propia experiencia. A pesar de ir contra sus propios intereses puesto que a mayor números de delitos de oficio, más curro, reconocía que a la mayoría que asiste son inmigrantes, muchos ilegales y  reincidentes. 

Personas sin escrúpulos éticos que han venido a nuestro país con el objetivo premeditado de delinquir sistemáticamente y a los que no solo no los expulsamos inmediatamente, sino que además les aplicamos sentencias de risa en un proceso doloso para las arcas públicas con elevado coste económico entre jueces, fiscales, procuradores, funcionarios judiciales, traductores, abogados, eso sin contar también a la Policía o a Prisiones. Y por supuesto el problema social que significa tener en nuestras calles a un ejército internacional de delincuentes importados por la fuerza. 

Mi amigo, espantado como está ante el gallardonazo que se le avecina al ya desvencijado turno de oficio, tiene al menos la honestidad en  reconocer que en la última década los inmigrantes delincuentes reincidentes han ocupado la mayoría de sus asistencias.

Decir en voz alta que se cumpla la Ley de Extranjería es sinónimo en nuestra sociedad española acomplejada de ser un racista. Decir en voz alta que las estadísticas dan fe del alto porcentaje de delincuentes no nacidos en España que llenan las cárceles y campean por España -no precisamente como el Madrid y su bandera- es ser un xenófobo mala gente. Decir en voz alta que con casi un 30 por ciento de desempleo en nuestro país no podemos aceptar más inmigración ilegal por razones obvias, es ser un egoísta. Afirmar que en muchos barrios el proceso de inmigración se ha trasformado en una invasión de personas que no desean integrarse, es ser como menos un fascista. Afirmar que miles de chinos, pakistaníes y de otras culturas, blanquean dinero o regularizan ilegales en comercios y bares que muchos españoles han de abandonar por la crisis, es ser envidioso.

Y así nos va que ya hasta los inmigrantes subsaharianos que quieren entrar en Melilla utilizan la fuerza agrediendo a los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con avalanchas piedra en mano. Saben que si pisan la ciudad autónoma serán trasladados a un Centro de Internamiento y de allí a la Península. España es el único país del universo en el que un inmigrante puede poner pie en tierra prometida agrediendo a un funcionario del Estado sin que ello sea tenido en cuenta.

O nos encontramos con el caso de las mujeres negras subsaharianas que se quedan preñadas intencionadamente antes de subirse a una patera, por aquello que una embarazada tiene asegurada residencia con el añadido que su hijo será al nacer un ciudadano español. Es inmoral e indecente que una mujer juegue con la vida de un ser vivo que lleva en sus entrañas y que seamos tan ingenuos en permitirlo dando alas a más aventuras de preñadas suicidas en un bucle sin fin.

Además parece que se está implantando otra practica deleznable como es la de los inmigrantes que intentan entrar en Melilla en pateras utilizando a los niños de corta edad  como escudos cuando son detectados, amenazando a las Fuerzas de Seguridad con lanzarlos al mar o incluso en prender fuego a la embarcación.  De las preñadas suicidas a los homicidas potenciales. Y quién piense que me lo invento le sugiero vea el vídeo que ha difundido la Delegación del Gobierno en Melilla de una patera que llegó el pasado 22 de julio y que os inserto abajo.



Otro tipo de inmigración, la fomentada desde altas esferas, la conocemos al hilo del caso del pederasta ¿español? encarcelado en Marruecos y que  consiguió entrar en el paquete de amnistiados por el rey Mohammed VI tras la visita del Rey Juan Carlos. Dicen que fue el propio Centro Nacional de Inteligencia el que intercedió por un tipo repugnante que no sólo violaba y abusaba de niños marroquíes sino que se jactaba de lo fácil que era ante el juez que lo juzgó. El clamor de la sociedad marroquí ha obligado al propio Rey alauita ha revocar el indulto concedido al pederasta, que de buen seguro retornará a las cárceles marroquíes o sino preveo que tendremos un marrón internacional. 


Volviendo al  vomitivo sujeto de nombre inventado, Daniel Galván Viña, pues Salahedin se llamaba en su vida anterior, ver foto, ex oficial del ejército iraquí de Saddam  Hussein, natural de Basora, el cual,  gracias a sus  "ayuditas" que desconocemos pero intuimos, consiguió el premio de un DNI español con nombre y apellidos castizos.  Tenemos tan mala suerte que un pederasta en el lote de traidores a Saddam, a los que la coalición internacional premió por su generosa aportación en la guerra, va y nos toca a nosotros y no a los yankees. Otra cosa es averiguar quién del CNI intercedió ante el ministro de Justicia y éste a su vez ante la Embajada española trasladando la lista, para que su nombre estuviese en el paquete de indultados. Porque eso ya no es mala suerte sino otra cosa que me callo.

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