Radio 3 culturiza musicalmente en la estepa de las ondas

La música es cultura, de eso no hay duda. Una manifestación primaria que forma parte de nuestro ser como el comer, el beber, el respirar o el amar. Por eso es de vital importancia que una sociedad reúna los instrumentos necesarios que permitan a los ciudadanos dotarse de eso tan indefinible denominado cultura musical y que sirve en primer lugar para descartar la mierda del arte y en segundo para ayudarnos a ser mejores personas entendiendo mejor la vida.

Los medios de comunicación son el instrumento principal para profundizar en esa relación innata del ser humano con la música, debiendo ejercer el triple papel de informar, formar y entretener. Lamentablemente hoy en día esa responsabilidad no es asumida ni por la televisión ni por la radio. En la televisión porque la música se ha quedado en un reducto testimonial para las madrugadas de los insomnes y en la radio porque la gran mayoría de emisoras se limitan a pinchar lo que la discográfica o el cantante paga, que casualidades de la vida, acostumbra a  ser también el producto más infecto. En consecuencia los medios mayoritariamente ejercen un papel de ofertar desechos rentables al populacho y no el de dotar de instrumentos culturales al ciudadano que incremente su sensibilidad y discernimiento, con un agravante: que los directivos de estos medios carecen a su vez de cultura musical y muchos incluso de cultura en general. Entramos pues un un bucle sin fin.

Pero existe una excepción y se llama Radio 3. Yo soy uno de los cientos de miles de españoles que hemos moldeado nuestra conciencia musical y cultural, en gran medida, gracias a los programas emitidos por Radio 3 en estas décadas, ayudándonos  a ver la vida de una manera al tiempo que mezclábamos la banda sonora de nuestra vida con programas como el Diario Pop de Jesús Ordovás, buque insignia durante un cuarto de siglo; o los master class diarios del sabio Diego Manrique -con A intercalada primero y después sin ella- en su Ambigú, o  aquel mítico de 4 a 3 de Pérez Bryan que nos descubrió a los españolitos la existencia del grunge; o el Flor de Pasión de Juan de Pablos, imperturbable al paso del tiempo con el "Azurro" en boca de Celentano cerrando el programa durante 25 años; o Teo Sánchez en su Duendeando haciéndonos amar el flamenco con la misma intensidad que Juan Claudio Cifuentes, Cifu, nos hace amar el jazz en su A todo Jazz, posiblemente el programa más veterano de la radio musical española, casi lo mismo que Disco Grande de Julio Ruiz que desde 1971 nos pincha a la "afición" maquetas de grupos sin representantes, jóvenes adorables momentos antes de subirse a la parra del business; o escuchar la inconfundible voz de Tato Puerto bailando en aquella calle derruida que tenía más ritmo que ninguna.
En fin, son muchos más que aquí me sería imposible reseñar.

 Coincidiendo con el ERE presentado por RTVE  a miles de sus trabajadores hace unos años, gran parte de esa vieja guardia desapareció en un pretendido lifting que dejó  la emisora pública más huérfana de contenidos que nunca. Radio 3 languidecía y de nuevo aparecía el fantasma omnipresente de su cierre en las quinielas de los jefes. El pasado año a alguien se le ocurrió nombrar director a uno de esos veteranos que por suerte se había salvado de la criba, me refiero a Tomás Fernando Flores. Y con él Radio 3 ha consolidado su reinvención resurgiendo como el Ave Fénix, convirtiéndose en mi opinión, en la única emisora musical en España que entretiene y culturiza al mismo tiempo, dotándose de una sólida presencia online necesaria para sobrevivir en los tiempos que corren. Con el añadido que sigue siendo uno de los escasos escaparates que los músicos noveles de este país han tenido y tienen para darnos a conocer sus trabajos, una función de servicio público innegable.

Hacía tiempo que quería escribir mi agradecimiento a la nueva Radio 3 por haber formado una parrilla impactante, desde el chute para despertares difíciles del Hoy empieza todo con Ángel Carmona, pasando por Virginia Díaz, siguiendo con el boss en su clásico Siglo XXI  o los pelotazos vespertinos de Turbo 3 con Julio Ródenas y El sótano con Diego RJ -donde advierto que los chutes se pueden transformar en verdaderas sobredosis- Sin olvidar por supuesto al resto de programas muchos de los cuales  rezuman de exquisita poesía con cómplices guiños para minorías cultivadas.

La chispa que me ha encendido para escribir este post de agradecimiento a Radio 3 ha sido la retransmisión el sábado del Festival D-Code desde la Complu de Madrid. Tenia previsto acercarme a los madriles para ver a la banda de Capranos en la presentación de su brutal cuarto trabajo. No pude ir físicamente aunque gracias a la radio pública pude pillar localidades en primera fila. El incombustible Julio Ruiz y la Virginia Díaz condujeron un programa de seis horas con Love of Lesbian, Vampire Weekend, Amaral y los señalados Franz Ferdinand. Una noche de cena y tertulia entre amigos regada con dosis de fresquitos dry´s martinis y aceitunas verdes, sentados ante el escenario virtual de las ondas hertzianas. Incluso en un atrevimiento alcohólico probamos a hacer zapping en el dial en mitad del concierto. No lo aconsejo amigos, la vomitera está asegurada más si tu estómago tiene algo de gin. Rock FM y poco más se salva.

Suerte tenemos que exista Radio 3 en estos malos tiempos para la lírica -como cantaban Golpes Bajos- malos tiempos si me apuran, para casi todo.




Especial 30 aniversario, 2009, con J. Hernández, T.Fernando Flores, Manrique y Julio Ruiz

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