Esperanza Aguirre pide la "pena de muerte" para los arquitectos

Doña Esperanza Aguirre de visita por diversos pueblos de la Sierra de Madrid afectados por los recientes incendios. Se encuentra en la población de Valdemaqueda, enfrente de la Casa Consistorial. Perpleja, le pregunta al alcalde de la población, Álvaro Santamaria, "¿Qué es eso de ahí?". Y a partir de aquí se inicia una conversación que tiene su miga, conversación que fue captada por una cámara de televisión, ver vídeo.

La presidenta llega a decir que la crisis tiene de bueno que acabó con los proyectos públicos de algunos arquitectos. Y añade que habría que "poner pena de muerte" a los arquitectos causantes de tales desaguisados.
Ante las protestas del Colegio de Arquitectos, Esperanza Aguirre ha pedido hoy disculpas por los comentarios que ha calificado de "desafortunadas declaraciones".

Pero estimada Presidenta, al igual que comenta en el vídeo que las obras de estos arquitectos lamentablemente no perecen con la muerte de su autor, tener salidas de tono ante una cámara y un micro como las realizadas por usted, no perecen mientras exista youtube.

            
              Vídeo de Esperanza Aguirre con sus desafortunados comentarios sobre los arquitectos


El edificio del Ayuntamiento de Valdemaqueda, ciertamente es espantoso. Tuvo un coste de 300 mil euros hace 14 años.
 Pero eso no quita el patinazo de la Espe, y que en mi opinión viene a ser la otra cara de la misma moneda con la que la atacaron hace unos días unos estudiantes en la apertura de la UAM al gritarle lo de Esperanza muérete, y que le llevó a solicitar actuaciones judiciales contra sus autores. Reprobable ambos casos.

Y esta noticia me trae el recuerdo de una de hace muchos años que me contó un viejo periodista. El por entonces vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, visitaba Barcelona a mediados de los 80. Los compañeros de su partido le paseaban de excursión por la ciudad condal aún no olímpica. En la plaza de los Països Catalans, junto a la estación de Sants, el entonces todopoderoso Guerra divisa una construcción. Con su gracejo sevillano exclama "¿Qué es ezo, una gasolinera?". Descompuestos se quedaron los pelotas del ayuntamiento, gobernado entonces por los socialistas. "No don Alfonso, es la obra más emblemática de unos de nuestros arquitectos más innovadores". Se referían al ya desaparecido Enric Miralles.

La cara que se le debió quedar al señor Guerra de buen seguro debió ser muy similar al rictus que expresa doña Esperanza en su visita a Valdemaqueda. La diferencia es que el aún hoy diputado se guardó tales comentarios para sus adentros.

La plaza que confundió a don Alfonso
                                               

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