Un tufo pestilente azota estos días la Península de costa a costa. Un olor nauseabundo, reavivado en las últimas horas por las investigaciones judiciales y policiales, pero que sin embargo nos viene acompañando desde hace ya mucho tiempo, demasiado. Es el tufo de la corrupción política asociada al delito fiscal. Y lo peor es que todos sabemos que estas practicas han sido generalizadas en la última década, convirtiendo España en uno de los países con más casos de corrupción política en la OCDE. Ahora todos quieren poner paños calientes, buscan desesperadamente lavarse las manos, nos piden perdón, como Rajoy, acojonados ante el cabreo multitudinario de una sociedad, cuya principal consecuencia la vemos en el ascenso imparable de nuevas formaciones "no contaminadas" como es el caso de Podemos. Porque la llamada Operación Púnica ha puesto al descubierto una trama corrupta infiltrada en ayuntamientos y autonomías de Madrid, Murcia, León y Valencia, trama mayoritariamente desarr...