El Rey y Rajoy vistieron la mona de seda en Nueva York

El New York Times está considerado uno de los 3 diarios más influyentes del Mundo. Y como tal no se deja influenciar por nadie y menos por políticos o realeza venidos desde un país europeo.
El ejemplo de hoy es bien ilustrativo. El pasado lunes el Rey Juan Carlos visitó el NYT entrevistándose con su Consejo Editorial. Fue la avanzadilla a la posterior visita ayer del Presidente Rajoy al otro grande de la información, el Wall Street Journal.

El Monarca el lunes en el New York Times
                                               
Monarca y Presidente, aconsejados por sus asesores pelotas, creyeron que dichas visitas en las que suavizaron a los directivos de los medios la crisis que padece España, ayudarían a fortalecer la confianza de los mercados financieros en nuestro país que es en definitiva de lo que se trata.

Pero esos asesores pelotas no contaron que no estaban visitando el Consejo Editorial de los medios españoles, tan influenciables a ciertos niveles. El Rey visitaba el NYT, el Vaticano de los medios escritos.
¿Y qué hicieron los periodistas del NYT tras finalizar la visita de su Majestad? Pues llamar a su corresponsal en Madrid, Suzanne Daley, y encargarle un reportaje sobre la situación de crisis en España.
Y así la veterana periodista escribió el artículo que hoy publica en portada el NYT, cuya foto nos retrotrae a épocas pasadas de la posguerra. No se inventa nada, Daley habla del hambre que se extiende sin prisa pero sin pausa, como esa mancha de fúel en el océano social español accidentado.
Y lo refleja en esa mujer treintañera de Vallecas que tras perder su trabajo y sin manera de subsistir se ve abocada a rebuscar en los contenedores.

Portada NYT de hoy
                                                                      

El reportaje refleja el millón de personas que Cáritas atiende diariamente en un país con la cifra de desempleo más elevada de Europa. Artículo NYT sobre España

Hace daño ver esta foto en la portada del New York Times 

                                             
Dicen los corresponsales en Nueva York que se sorprendieron al ver a Rajoy hablar anoche, en la casi desierta sala de la Asamblea de Naciones Unidas, de reclamaciones sobre la soberanía española de Gibraltar o de multilateralismo. Con la que está cayendo. O por eso mismo digo yo.
Más tarde en el confort del hotel, a Rajoy y a su escudero Jorge Moragas, de buen seguro se les debió atragantar la cena cuando al seguir los informativos, las cadenas de televisión emitían los incidentes de la marcha ante el Congreso y nada de nada de su maravillosa intervención horas antes.

Estimados pelotas asesores, por mucho que os empeñéis, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Y España es cada día la mona más guapetona del zoo de la Unión Europea, con permiso de Grecia.

Esta es la España que vendieron Rajoy y Juan Carlos      

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