El vivo al bollo y el muerto al hoyo
No hay día que pase en el que no asistamos a la indignante imagen de ver el paseíllo de algún asesino abandonando definitivamente la cárcel. Hombres y mujeres condenados por un viejo Código Penal amable, por decirlo suave, con redenciones y mandangas diversas que transformaron sus condenas de centenares o miles de años a nimias décadas prodigiosas. Un día alguien ideó la Doctrina Parot para tapar este desaguisado olvidando que con la Ley en la mano, contravenía principios jurídicos básicos como el de la irretroactividad de la normas, por lo que fue tumbada en cuanto se presentó el primer recurso ante el Tribunal de los Derechos Humanos de la U.E. La culpa fue del chachachá de nuestros ineptos legisladores que durante años consintieron un Código Penal contrario a toda ética.
Emilio y Juan Manuel son dos hombres hoy muy contentos. Tienen en común sus melenas canosas y sus barbas a juego, también que son unos asesinos que esta tarde cambian de domicilio al dejar la prisión.
Emilio Muñoz Guadix secuestró y asesinó en 1993 a la joven Anabel Segura siendo condenado a 45 años. Juan Manuel Valentín Tejero asesinó y violó a la niña Olga Sangrador, fue condenado a 50 años de cárcel. Ambos, lo primero que han buscado al pisar tierra libre ha sido un teléfono para avisar que viniesen a recogerlos. De la misma forma que hace unos años otra llamada avisó a los forenses para ir a recoger y examinar los cadáveres de una joven desaparecida mientras hacia footing por la Moraleja y el de una niña de nueve años violada asesinada abandonada en un pinar de Tudela de Duero.
La revocación de sus condenas al amparo de la doctrina Parot les devuelve a la libertad a pesar que informes psiquiátricos lo desaconsejan. Cobraran el subsidio por desempleo que le la Ley les concede como ex-reclusos, lo que estoy seguro les permitirá comprarse muchos bollos mientras la credibilidad de los españoles en la Justicia y en nuestros legisladores caerá en un agujero más profundo a cada golpe de excarcelación.
Emilio y Juan Manuel son dos hombres hoy muy contentos. Tienen en común sus melenas canosas y sus barbas a juego, también que son unos asesinos que esta tarde cambian de domicilio al dejar la prisión.
Emilio Muñoz Guadix secuestró y asesinó en 1993 a la joven Anabel Segura siendo condenado a 45 años. Juan Manuel Valentín Tejero asesinó y violó a la niña Olga Sangrador, fue condenado a 50 años de cárcel. Ambos, lo primero que han buscado al pisar tierra libre ha sido un teléfono para avisar que viniesen a recogerlos. De la misma forma que hace unos años otra llamada avisó a los forenses para ir a recoger y examinar los cadáveres de una joven desaparecida mientras hacia footing por la Moraleja y el de una niña de nueve años violada asesinada abandonada en un pinar de Tudela de Duero.
La revocación de sus condenas al amparo de la doctrina Parot les devuelve a la libertad a pesar que informes psiquiátricos lo desaconsejan. Cobraran el subsidio por desempleo que le la Ley les concede como ex-reclusos, lo que estoy seguro les permitirá comprarse muchos bollos mientras la credibilidad de los españoles en la Justicia y en nuestros legisladores caerá en un agujero más profundo a cada golpe de excarcelación.
El asesino de Anabel Segura habla hoy tras salir de la cárcel
El asesino de Olga Sangrador hoy al dejar la prisión
El cuerpo de Anabel Segura examinado el día en que fue exhumado
Olga Sangrador el día de su Comunión
