España mata a sus caballos

El despilfarro generalizado de los últimos años se ha cobrado muchas víctimas en nuestro país como he relatado en decenas de entradas en este blog.

Hoy quiero hablar de otro grupo de víctimas, criadas y compradas para ser admiradas en la época de vacas gordas, carne de matadero hoy en la época de vacas flacas. Me refiero a los caballos. Escalofriante los datos conocidos hoy sobre la matanza de caballos en España: 5 mil equinos son sacrificados cada mes en lo que va de año y 50 mil lo han sido durante el 2011.

Los criadores no pueden mantenerlos ante el descenso en picado del mercado de venta, de doma o de alquiler. Un caballo cuesta una media de 300 euros de mantenimiento. Muchos criadores en las buenas épocas inflaron sus negocios con más y más caballos en sus cuadras. Ahora la facturación del negocio ha bajado tanto que ya no permite el mantenimiento de los animales. En otros negocios el asunto se solventa con el cierre y la venta o subasta de los bienes inmovilizados. En este particular negocio se solventa con el sacrificio de los caballos.
Lo dramático es que los mataderos tienen hasta una lista de espera para sacrificar caballos, no dan abasto.

He hablado de los profesionales pero también hay muchos caballos abandonados por los malnacidos que, tras varios pelotazos en la burbuja inmobiliaria española, decidieron ser nuevos ricos con sus cuadras y sus equinos. Todo por esa puta enfermedad de aparentar.


Cuando la burbuja explotó, salieron en estampida y no me refiero a los caballos sino a los dueños. La geografía española se ha poblado de fincas abandonadas con caballos esqueléticos como el de la foto, a los que el matadero aliviará como mal menor sus penurias terrenales.

Una yegua que costaba hace unos años 6 mil euros, no vale hoy ni 150 euros. Caballos jóvenes, en su momento vital pleno, son pues destinados a mataderos que los procesaran en pienso para animales. Triste destino de unos bellísimos y nobles animales que cometieron un error: nacer en el país del despilfarro lleno de garrulos metidos a ganaderos equinos o de nuevos ricos sin una mínima cultura por la Vida.

Triste España que no es capaz ni de mantener sus caballos. Luego dirán que todo es culpa de la crisis.

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