Y se hizo un milagro en el hipódromo La Zarzuela

El domingo por la tarde sucedió algo sobrenatural en el hipódromo de La Zarzuela. Me entero a través de la crónica de Maika Sánchez aunque ya me lo avanzó el lunes un apostante habitual de las quinielas hípicas.

 La historia va de un purasangre de 4 años llamado Achtung que contra todo pronóstico se hizo con el Gran Premio de Madrid, la prueba más importante y emblemática de las carreras de caballos en España. Un caballo casi desahuciado por no haber conseguido nunca nada. Lo demuestra el hecho que para el Gran Premio las apuestas previas estaban 40 a 1 en su contra. Era un caballo de relleno que seguía compitiendo solo por el tesón de su entrenador que confiaba ciegamente desde que lo vio siendo un potrillo.

Y llegó el último domingo de junio en una agradable y algo calurosa tarde del verano incipiente. Y comenzó la carrera. Y tras varias vueltas arriban a la última curva de la Zarzuela con Achtung ocupando los últimos puestos, haciendo prever un nuevo fracaso del corcel. Pero de golpe algo sucede, el caballo comienza a galopar con más ímpetu y más fuerza superando rivales. En un mano a mano final Achtung se impone en la carrera reina. El público aplaude y vitorea a caballo y jinete,  pero entre el público conocedor de la historia que se esconde detrás, aparecen al tiempo muchísimas lágrimas correteando por sus mejillas acaloradas por el sol.

 Horas antes de la victoria, su entrenador, Roberto López, de 42 años, había fallecido victima de una leucemia. Dicen los que le conocieron que hasta el último momento que le permitieron sus fuerzas  acompañó a su caballo.

Estoy seguro que en la tarde del pasado domingo Roberto no quiso irse de este mundo sin antes despedirse de su caballito y darle ese empujón en la última recta que le convirtiese en el gran campeón, el sueño por el que ambos lucharon durante años.

Gran Premio de Madrid, victoria de Achtung

Entradas populares de este blog

El día que el surf tocó el cielo en Teahupoo Tahití