Antonio Mouriño, O principito de Celanova

Había una vez un señor llamado Antonio Mouriño, diputado del PP en el Parlamento Gallego, al que llamaremos O Principito de Celanova. Durante 21 años ejerció como alcalde del citado municipio orensano pero por encima de todas las cosas, su actividad principal fue y es la de ejercer como Baltar boy, esto quiere decir queridos niños, la de ser un guardián pretoriano de los todopoderosos Baltar -padre, hijo y hasta espíritu santo- conocidos como los caciques de Ourense, señores feudales a los que nunca debéis contrariar.

Y llego el momento, niños, que este buenhombre optó por dejar la alcaldía aunque sin abandonar sus ingresos del erario público. "Non hai problema Antón", le dijo don José Luis, el gran Duque, te ponemos en las listas al Parlamento Galego y asunto resuelto. Así podría seguir siendo feliz y comiendo perdiz.

Pero para el prota de nuestro cuento -al que no debéis confundir por apellido con el malvado brujo lusitano de otro cuento llamado Xose Mourinho-  había un cabo suelto que le preocupaba: entre dejar la alcaldía y ocupar un sillón en el Pazo de la calle del Hórreo, transcurriría mes y medio en el que no tendría salario. Durante más de dos décadas fue uno de los alcaldes mejor pagados de Galicia, 63.300 anuales y le esperaba un buen salario como diputado, pero un hombre de su nivel no podía permitirse estar sin cobrar ni aunque fuese un mes.

 Así que ni corto ni perezoso se dirigió al castillo del  INEM y solicitó percibir la prestación por desempleo. Su petición fue denegada por el barón del castillo a lo que nuestro príncipe recurrió a nobleza superior que también le denegó la prestación. Nuestro pobre príncipito de Celanova no tenía derecho porque le argumentaban que había cesado en su trabajo en la alcaldía de forma voluntaria. En su desesperación incluso llegó a presentar un certificado de empresa expedido por el Ayuntamiento, hecho que es considerado como fraude de ley fuera de sus dominios.

Así que Antonio Mouriño, nuestro principito del cuento,  propietario de 4 pisos, 1 finca rústica, 1 local comercial, 2 garajes, 4 coches y 1 moto así como 164 mil euros en el banco, nuestro protagonista del cuento niños, fue injustamente apartado de la percepción  de esa prestación por desempleo durante mes y medio.

Ahora reside en el gran Palacio de Santiago que antes cité, nobles aposentos en el que me dicen es uno de los diputados que menos trabaja, no esperábamos menos de él comentan entre pasillos. Gestiona su patrimonio y  vuelve a ser feliz y aunque no come perdiz me dicen se atiborra de buenos yantares con caldos ribeiros Emilio Rojo maridados con marisco de primera "calidade calidade chico"

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, el del principito que quiso ser parado y acabó de diputado.

              Antonio Mouriño el día que dejó la alcaldía y se mentalizaba para ser parado


Entradas populares de este blog

El día que el surf tocó el cielo en Teahupoo Tahití