El Papa Francisco es el Che de la Iglesia Católica

"¿Quién soy yo para juzgar a los gais?" Así ha respondido el Papa Francisco a una pregunta de los periodistas en el avión de vuelta a Roma tras su viaje pastoral por Brasil que hoy finaliza. Posiblemente nos encontremos ante una de las declaraciones más sonadas de un Papa en los últimos siglos


Jorge Mario Bergoglio, jesuita austero, ocupó el sillón de San Pedro tras la renuncia de Benedicto XVI irrumpiendo en la maraña de la Curia vaticana como un soplo de aire fresco. Una ventolera necesaria para limpiar de mierda y polvo una Institución anquilosada que pierde devotos día que pasa en favor de otras confesiones, sobre todo en el manantial de América Latina.

El Papa está en la labor de cortar esta hemorragia de fieles y para ello, como buen argentino de excelente verborrea, ha expedido afirmaciones de la importancia como la de su firme empeño en erradicar la corrupción en el Banco Vaticano; o la de trasladar a los pastores de la Iglesia la función activa de pisar la calle y trabajar en favor de la dignidad del ser humano. O la de abogar por la laicidad de los Estados o la de propugnar trabajar en una profunda teología de la mujer en respuesta a su posicionamiento sobre una ordenación de mujeres en el sacerdocio. O la expresada en su primer encuentro ante los periodistas,  querer una Iglesia "pobre y para los pobres".

Un Papa que como ya dije hace meses, intuyo marcará un antes y un después en la Iglesia Católica. No sé si como otro argentino llamado Che Guevara en el ámbito recolucionario, pero esa es la  imagen icónica que me ha venido a la cabeza. 

Ahora solo falta que algunos de sus obispos armonicen su discurso con el de su Santidad. Y pongo como ejemplo la opinión que sobre la homosexualidad tiene el arzobispo de Alcalá de Henares, José Antonio Reig -como ya comenté hace meses en este post insertando la polémica homilía  http://www.traigamelacuenta.com/2012/04/el-obispo-de-alcala-critica-los-gais que visto lo que ha dicho su jefe hoy  al respecto, bien le merece una rectificación o al menos no tener tanta boca chancla en sus futuras alocuciones publicas.

Opiniones peligrosamente divergentes que en este o en otros temas, necesariamente han de converger con la que aporte el para la Iglesia Católica  representante de Díos en la Tierra. Porque si bien son loables y admirables las opiniones que el Papa viene expresando sobre temas claves en los últimos meses, opiniones que en algunos casos podemos catalogar de revolucionarias y atrevidas, no sería menos que preocupante el que una legión de sus obispos opinasen todo lo contrario. 

Llegado este punto diríamos aquello que conocen tan bien en la NASA lo de "Roma, tenemos un problema"

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