Cuando el piar se convierte en graznido

A Jaime Mora, militante de Nuevas Generaciones del PP por el distrito de La Latina, le va a salir caro el calentón tuitero. Resulta que el chico pío contra el diputado de IU, Alberto Garzón, por haber elogiado éste la sentencia del Tribunal Europeo de los Derechos Humanos contra la doctrina Parot. ¡Qué también manda huevos estimado Alberto ser tan ingenuo!
Consecuencia de ello las Juventudes del Partido Popular le han abierto un expediente  que muy probablemente acabará con su expulsión. Sobran las palabras, sólo con leer el tuit se nos ponen los pelos como escarpias.

                                       Captura de la piada del militante de NNGG

La sentencia del Tribunal de Estrasburgo anula la doctrina Parot basicamente porque las sentencias a los asesinos se fundamentaron bajo el paraguas del viejo Código Penal, el  buenista, y con la ley en la mano, muchos condenados debieron ser puestos en libertad al haber cumplido ya el tiempo máximo de reclusión. Legalmente la doctrina Parot no se aguantaba por ningún lado, lo corroboran  aunque con la boca pequeña,  la mayoría de juristas. Porque una cosa es la moralidad y otra la legalidad.
La pregunta es por qué se toleró un Código Penal para tontosdelculo, el de 1973, en el que se podía reducir la pena aplicando redenciones por trabajos y buena conducta, con actividades como el parchís (lo juro, es cierto) Una evidencia no modificada ni tan siquiera  en unos años en los que nuestro país era azotado sistemáticamente por la barbarie terrorista, en el que por ejemplo, asesinar a 24 personas -repito, veinticuatro- con una condena de prisión acumulada de 3.828 años, puede saldarse con vergonzosas e injustas cifras de dos décadas de reclusión, como es el caso de la etarra Inés del Río, cuya reclamación ante el Tribunal Europeo por habérsele aplicado la doctrina Parot  fue el detonante de la sentencia revocatoria de hoy.

El Gobierno, atado de pies y manos pues no puede quedar en evidencia ante Europa, pasa la patata caliente del previsible aluvión de peticiones excarceratorias a los respectivos Tribunales. Que ellos decidan, es lo que se le ha escuchado decir a Gallardón.

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