Una década sin el sabio Vázquez-Montalbán
El próximo 18 de octubre se cumplirá una década de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán. Con 64 años un traicionero paro cardíaco se llevó a uno de los escritores más leídos mientras esperaba un avión en el aeropuerto de Bangkok. Escritor prolífico, obtuvo el Premio Nacional de las Letras en 1995, fue también un periodista de referencia para muchas generaciones.
Este domingo en El País Semanal su amigo y compañero de fatigas, Josep Ramoneda, publicó un delicioso "panegírico" titulado Diez años sin Manolo, del todo recomendable, en el que rememora algunas anécdotas mostrándonos el perfil humano de Manolo, el sabio del Raval, con algunas perlas suyas como "Este mundo no es como lo esperábamos (...) el happy end no existe, hemos venido a este mundo a sufrir" o un contudente "Déjame que sea el que apague la luz" en respuesta a los que cuestionaban su obstinación por continuar defendiendo el comunismo en unos tiempos en los que los muros berlineses de medio planeta se desconchaban como azucarillos.
De aquí a dos viernes, coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte, me daré un volteo por el Raval pakistaní, otearé el menú de l´avia Elvira en su templo gulafre de Casa Leopoldo, estiraré las piernas con parada obligatoria en la Plaza Manuel Vázquez Montalbán que el Ayuntamiento de Barcelona le dedicó hace 5 años y aprovecharé para releer algunos artículos suyos recostado en algún banco, vigilando mis pertenencias -el lugar lo exige- en memoria de una gran persona y un sabio que nos enseñó mucho a través del negro sobre blanco y de sus conferencias.
Enlace "Diez años sin Manolo" de Josep Ramoneda
Este domingo en El País Semanal su amigo y compañero de fatigas, Josep Ramoneda, publicó un delicioso "panegírico" titulado Diez años sin Manolo, del todo recomendable, en el que rememora algunas anécdotas mostrándonos el perfil humano de Manolo, el sabio del Raval, con algunas perlas suyas como "Este mundo no es como lo esperábamos (...) el happy end no existe, hemos venido a este mundo a sufrir" o un contudente "Déjame que sea el que apague la luz" en respuesta a los que cuestionaban su obstinación por continuar defendiendo el comunismo en unos tiempos en los que los muros berlineses de medio planeta se desconchaban como azucarillos.
De aquí a dos viernes, coincidiendo con el décimo aniversario de su muerte, me daré un volteo por el Raval pakistaní, otearé el menú de l´avia Elvira en su templo gulafre de Casa Leopoldo, estiraré las piernas con parada obligatoria en la Plaza Manuel Vázquez Montalbán que el Ayuntamiento de Barcelona le dedicó hace 5 años y aprovecharé para releer algunos artículos suyos recostado en algún banco, vigilando mis pertenencias -el lugar lo exige- en memoria de una gran persona y un sabio que nos enseñó mucho a través del negro sobre blanco y de sus conferencias.
Enlace "Diez años sin Manolo" de Josep Ramoneda
