Diana Navarro, saeta, Semana Santa, emociones

Entramos hoy en el epicentro de la Semana Santa con el jueves santo y sus procesiones. Las hay por toda la geografía pero una destaca por encima de las otras sin desmerecerlas claro, y esa es la madrugá de hoy en Sevilla. Una madrugá que nunca he vivido en presencia física, sí desde la distancia gracias al sensacional programa que realiza cada año la Ser.

La Semana Santa es ese paréntesis para recargar nuestras baterías de espiritualidad. Para formular nuestros deseos, para mejorar en nuestras actitudes y conductas. Para recordar a nuestros seres queridos que marcharon. Para ser humildes al ser conscientes de nuestra vida efímera. O simplemente para abstraernos en el silencio y la meditación.

Y las procesiones son el máximo exponente de la Semana Santa. El sonido de tambores y trompetas, de silencios y aplausos, de murmullos y saetas.
Y si hay una mujer que canta las saetas como nadie, esa es Diana Navarro.

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