España se hunde: de la recesión a la depresión

Nos hundimos amigos. En el barco imaginario Hispanic sigue entrando agua y no sabemos como taponarla.
Me baso en los dos datos económicos más importantes conocidos de hoy, los estrictamente económicos y los del economista más importante del mundo, Paul Krugman, en su columna semanal en el New York Times. Pero vayamos por partes.

Los datos. El Banco de España ha publicado que el PIB del primer trimestre del año cayó un 0,4% respecto al cuarto del año pasado. Se encadenan dos trimestres consecutivos de caída del Producto Interior Bruto por lo que técnicamente estamos en recesión. De nuevo la caída de la demanda interna, el consumo, es el principal responsable de la contracción. Aquí no consume, o no puede consumir, ni dios.

El paro, según el Banco de España, habría aumentado en 300 mil desempleados más durante los primeros tres meses, situándose ya casi en el 25% de la población activa. Si excluimos los funcionarios y los desempleados, ¿trabaja alguien en este país?.

La bolsas europeas caen de nuevo. El Ibex retrocede un 2,76% y cierra en 6.846,6 puntos. La inquietud por la desaceleración en China y las incertidumbres políticas en Francia y Holanda son las causas esgrimidas por los especialistas. Los ricos también lloran al observar los miles de millones perdidos en la depreciación de sus acciones en los últimos meses.

A la bolsa unimos que la prima de riesgo sigue por encima de los 435 puntos y que el interés en los bonos a 10 años de la deuda española tocó el 6%; recordemos que los analistas situan el 7% de interés en esos bonos a largo plazo como el primer paso hacía una intervención. Nos queda pues un puntito.

Hoy conocemos que los inversores extranjeros en deuda pública huyen. En dos meses el porcentaje de deuda pública en manos de inversores foráneos ha retrocedido del 50% al 42%, ocho puntos menos, 25 mil millones desaparecidos en las carteras internacionales.

¡Pero si hasta el Washington Post alerta hoy en una crónica que la crisis española podría costarle la reeleción a Obama!. El editor Robert J. Samuelson afirma que "si la crisis de España acentúa la recesión de Europa, esto podría llevar a toda la economía mundial a una depresión persistente", calificando que "España está sufriendo la madre de todas las burbujas inmobiliarias."

En el buque Hispanic sigue entrando agua. ¡Peligro a babor capitán Mariano!.. ¡emergencia en los compartimentos 1, 2 y 3 contramaestre Luis!.
Y encima el servicio meteorológico de la economía mundial, personificado en el gurú Paul Krugman, nos comunica a través de  la radio del puente de mando, que se acercan borrascas y temporales catastróficos, y quizás un iceberg  en forma de una ortodoxia alemana suicida que penaliza cualquier atisbo expansionista.

"Piensen en la situación en España, que actualmente es el epicentro de la crisis. Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una depresión en toda regla, con una tasa de desempleo total del 23,6%, comparable a la de EE UU en el peor momento de la Gran Depresión, y con una tasa de paro juvenil de más del 50%. Esto no puede seguir así, y el hecho de haber caído en la cuenta de ello es lo que está incrementando cada vez más los costes de financiación españoles.


En cierta forma, no importa realmente cómo ha llegado España a este punto, pero por si sirve de algo, la historia española no se parece en nada a las historias moralistas tan populares entre las autoridades europeas, especialmente en Alemania. España no era derrochadora desde un punto de vista fiscal; en los albores de la crisis tenía una deuda baja y superávit presupuestario. Desgraciadamente, también tenía una enorme burbuja inmobiliaria, que fue posible en gran medida gracias a los grandes préstamos de los bancos alemanes a sus homólogos españoles. Cuando la burbuja estalló, la economía española fue abandonada a su suerte. Los problemas fiscales españoles son una consecuencia de su depresión, no su causa.
Sin embargo, la receta que procede de Berlín y de Fráncfort es, lo han adivinado, una austeridad fiscal aún mayor". Paul Krugman.



Hispanic no se hunde de momento, entra agua, pero aguanta. La tripulación trabaja siguiendo los dictados de la naviera alemana. El capitán Rajoy y su contramaestre Luis no paran de subir al puente de mando y del puente de mando a cubierta y a las salas de máquinas. Medidas por aquí, medidas por allá. Pero sigue entrando agua y algunos botes salvavidas ya están preparados. Muchos jóvenes polizones ya se han tirado por la borda nadando hacia costas con mejor futuro laboral en una arriesgada aventura.

Mientras, la orquesta del Hispanic sigue tocando la conocida melodía de "...yo soy español español español, yo soy español...¡¡¡ gooooooooool deeeee Cristianoooooo!!

¿Cuánto aguantaremos capitán?

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